Sabores con historia — Parte 5

Festivales, tabúes y la comida “jey”: cuando la religión dicta el sabor
La cocina tailandesa no solo se entiende desde el mercado, el palacio o la calle: también está profundamente marcada por el calendario religioso y las prácticas espirituales. Hay momentos del año en los que ciertos ingredientes se evitan, platos específicos se vuelven protagonistas y la comida se convierte en vehículo de purificación, devoción y comunidad.
La revista ศิลปวัฒนธรรม (Silpa Wattanatham) ha documentado cómo estas prácticas alimentarias moldean tanto la dieta cotidiana como el imaginario culinario de Tailandia. En esta entrega exploramos la comida “jey” (เจ / vegetariana), los tabúes alimentarios y el papel de los festivales en la gastronomía tailandesa.
1) ¿Qué significa “jey”?
La palabra เจ (jey) proviene del chino y designa una dieta vegetariana estricta que excluye no solo carne y pescado, sino también ingredientes de sabor fuerte como ajo, cebolla, cebolleta, cebollín y puerro.
No es un simple vegetarianismo: se trata de un acto espiritual que busca purificar cuerpo y mente. Quien come “jey” durante el festival no solo se abstiene de ciertos alimentos, también sigue reglas de conducta y participa en rituales colectivos.
En este sentido, la comida “jey” es tan religiosa como culinaria.
2) El Festival Vegetariano de Phuket
Quizás la manifestación más conocida sea el เทศกาลกินเจ (tesakan kin jey), celebrado cada año en Phuket y en muchas ciudades con comunidades chinas. Durante nueve días, la ciudad se llena de puestos amarillos con letras rojas, ofreciendo menús completamente vegetarianos:
- Tom yam preparado con setas en lugar de camarón.
- Fideos salteados sin salsa de pescado, reemplazada por soja.
- Sustitutos de carne a base de gluten o tofu.
El festival se acompaña de procesiones espectaculares, en las que participantes en trance atraviesan sus cuerpos con objetos punzantes como acto de devoción. Comer “jey” en esos días es parte del mismo sistema de fe.
3) Tabúes cotidianos: cuando no todo se puede comer
La religión budista también establece ciertas restricciones menos conocidas:
- Monjes budistas: comen solo hasta el mediodía y nunca después, lo que marca una diferencia en el ritmo alimentario.
- Días de precepto (Wan Phra): algunos laicos optan por evitar carne o alcohol en los días sagrados lunares.
- Alimentos para ofrenda: ciertos platos no se preparan para comer, sino para dar a los monjes o a los espíritus ancestrales.
Estos tabúes refuerzan la idea de que la comida es más que nutrición: es moralidad y respeto.
4) Ofrendas y espiritualidad
En muchos hogares tailandeses, la cocina está directamente vinculada a los altares domésticos. Se preparan platos para honrar a los ancestros, al espíritu de la casa o a los monjes itinerantes.

Un curry sencillo, una fruta fresca o un plato de arroz pegajoso con mango pueden adquirir un valor simbólico cuando se colocan como ofrenda. Comer en comunidad después de la ceremonia une a la familia y reafirma el lazo entre lo material y lo espiritual.
5) Innovación contemporánea en la comida jey
Hoy en día, el auge de las dietas vegetarianas y veganas en todo el mundo ha revitalizado el interés por la comida “jey”. En Bangkok y Phuket proliferan restaurantes especializados que reinterpretan platos tradicionales en versión jey:
- Som tam vegetariano, usando salsa de soja en vez de salsa de pescado.
- Larb de tofu, que conserva el picante y las hierbas pero elimina la carne.
- Pad thai jey, con huevo opcional y proteína vegetal.
Lo que antes era una práctica temporal de purificación religiosa se está convirtiendo también en una opción de estilo de vida, conectando tradición y modernidad.
Conclusión
Los festivales, tabúes y la comida “jey” muestran que la gastronomía tailandesa no solo responde al mercado y al sabor, sino también a calendarios sagrados y creencias espirituales. En Tailandia, comer puede ser un acto de devoción, de respeto a los ancestros o de disciplina ética.
Entender estos aspectos nos permite ver la cocina tailandesa como una red de significados culturales: los mismos fideos, currys o ensaladas que disfrutamos en la calle también pueden ser, en otro contexto, instrumentos de fe y comunidad.