Nang Phisuea Samudra: la ogresa del mar. Un cuento tailandés de amor y tragedia

En ThaiZapZap solemos hablar de cocina, sabores e ingredientes, pero Tailandia no se entiende únicamente desde su gastronomía. La cultura, la tradición y la mitología también forman parte de lo que hace único a este país. Por eso hemos decidido abrir un nuevo espacio donde compartiremos relatos y leyendas tailandesas, historias transmitidas de generación en generación que reflejan el alma del sudeste asiático.
Comenzamos esta serie con un relato mítico: la historia de Nang Phisuea Samudra, la ogresa del mar. Puedes escuchar la narración en audio en la primera parte del último episodio del podcast Sin Fronteras: Escuchar aquí.
Aquí tienes la versión escrita, adaptada para el blog.
Quizás esperas hoy un relato del frío norte, con bosques de abedules, lagos helados y cielos interminables, pero esta vez quiero invitarte a viajar mucho más lejos, hacia una tierra cálida, verde y misteriosa.
La tierra de Tailandia, el país de mi amado esposo.
Allí, entre templos dorados y mares que parecen infinitos, se cuentan historias que han pasado de generación en generación, llenas de magia, de amor y de tragedia.
La que escucharás pertenece a la rica mitología tailandesa.
Es un relato que aún se susurra en las costas del Golfo de Siam, que aparece en poemas antiguos y que hoy sigue vivo en estatuas y altares.
Una historia sobre una ogresa que, a pesar de su naturaleza salvaje, también fue capaz de amar con un corazón ardiente.
Érase una vez, en las profundidades del mar de Siam, una criatura legendaria, una ogresa capaz de transformarse en una mujer de belleza cautivadora.
Su nombre era Nang Phisuea Samudra, la ogresa del mar.
Un día, el príncipe Phra Aphai Mani, desterrado de su reino, tocaba su flauta mágica cerca de la orilla.
Su música era tan pura y poderosa que alcanzó incluso los abismos marinos.
Desde su cueva, la ogresa escuchó la melodía y sintió que su corazón era arrancado por ese sonido.
Conmovida, emergió de las profundidades y con el poder de sus encantos se transformó en una mujer hermosa para conducirlo hasta su reino sumergido.
Así comenzó un amor entre ogresa y mortal.
Vivieron juntos durante años y tuvieron un hijo llamado Sin Samudra, pero el príncipe jamás dejó de añorar la libertad.
Con astucia, reveló la verdad a su hijo y, maestro del engaño, hizo que la ogresa fuera a meditar en una isla lejana.
Aprovechando su ausencia, huyó con el pequeño.
Al descubrir el engaño, la magia que la mantenía hermosa se desvaneció.
Recobró su verdadera forma, una ogresa angustiada, y comenzó a buscar a su amado por toda la costa.
Con furia y desesperación, gritó su nombre en playas y acantilados, pero nunca obtuvo respuesta.
Cuando Phra Aphai llegó finalmente a la orilla, alzó su flauta mágica.
Una melodía penetrante resonó en el aire.
Tan poderosa que partió el corazón de la ogresa.
Así, su desesperado amor la consumió y cayó abatida, dejando solo el eco de su pasión rota.
Y así termina la historia de la ogresa del mar, una mujer condenada por su propia naturaleza, pero que amó con una intensidad que aún hoy resuena en las olas de Tailandia.
Un amor imposible, tan bello como trágico, que nos recuerda que hasta en lo más temido puede latir un corazón capaz de amar.
Espero que este viaje te haya llevado tan lejos como a mí, desde los bosques nórdicos que tantas veces inspiran mis relatos, hasta las costas cálidas de la tierra de mi esposo, donde la mitología tailandesa sigue viva en templos, poemas y canciones.
